TINA, THE MUSICAL - Luces y Sombras

By: Sep. 17, 2019
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Tina no hay más que una. La estrella del Rock. El Mito viviente.

Una leyenda cincelada con el martillo de la desdicha. Tocada por la gracia en el escenario y abrazada por la penuria detrás de él. Una historia como pocas, donde la realidad parece superar la ficción y donde cada giro del guion parece haber sido estratégicamente escrito para mantenerte en vilo hasta el final.

Una historia de película. Pero la vida de Tina Turner nunca giró alrededor del cine, sino de la MÚSICA (Así, en letras mayúsculas), por lo que parece lógico que ella misma haya decidido que sea la música la que cuente su historia. A través de sus canciones. A través de su vida. Sobre el escenario de un teatro. El Aldwych Theatre (Londres) donde, desde hace más de un año, Tina resurge cada noche en forma de musical, que llegó al West End en marzo de 2018 de la mano de Stage Entertainment.

TINA, EL MUSICAL: LUCES Y SOMBRAS

Pero la gran pregunta es: ¿Hace justicia este "feel good jukebox" a la leyenda del rock o está diseñado como imán para los incondicionales de la Diva?

Puede que no tenga una respuesta rotunda a esta pregunta pero, tras sentarme en una de las butacas del Aldwych recientemente, sí puedo contarte lo que puedes y no debes esperar si estás pensando en disfrutar de Tina en Londres, o quizá algún día en nuestro país.

Puedes esperar:

  • Un formato diseñado para ganar. Sencillo pero efectivo. Ágil y perdurable. Se te pasará el tiempo en un abrir y cerrar de ojos.
  • Vibrar con la música. Desde las entrañas del teatro. Orquesta impecable. Desde el Soul al Rock pasando por los sintetizadores. El sonido te pondrá en modo ON.
  • Voces. Muchas y buenas. Algunas espectaculares. Relájate, disfruta de ellas.

  • Interpretaciones para enmarcar. Papeles bien jugados (hasta los infantiles). Un reparto que repara con solvencia cualquier posible fallo de guion. Ni las peleas de gallos, por increíble que parezca, parecen fuera de lugar.
  • Un espectáculo bello a nivel escenográfico. Con transiciones elegantes, ágiles y dinámicas a través de su anillo giratorio. Que juega con la madera. Con la luz. Y con proyecciones que, aunque a mi opinión acostumbran a ser un recurso desastroso, funcionan.
  • Disfrutar de una noche de diversión sin pretensiones. Reconocer cada estrofa, cada estribillo, cada beat. Levantarte. Bailar. Salir con una gran sonrisa.

No debes esperar

  • Encontrar un musical para la historia, de esos épicos que te hacen salir del teatro sin recordar el año y fecha en el que entraste.
  • Pensar que el "feel good" alcanzará niveles aproximados (ni de lejos) a ese Olimpo que pocos jukebox (o musicales creados a partir de las canciones de un artista o grupo) llegan a tocar, véase MAMMA MIA!.

  • A Tina. Cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia. No me malinterpretes, Nkeki Obi-Melekwe (Que da vida al personaje en el West End) realiza un papel sensacional pero...¿Tina? No cuela.
  • Saltar de tu butaca. Es una gran historia. Contada con verdad. Con detalle. Hasta con detalles escabrosos, de hecho no faltarán las escenas de maltrato y peleas que parecían rutina en la vida de la estrella. Sin embargo hay algo que no funciona. Que arranca pero no explota. Que gusta pero no encanta. Que te deja ...a medio gas.
  • Numerazos. No los hay. Ni al principio, ni al final. No esperes el confeti, traca y megatrón o la gran coreografía de flipar. Todo es sobrio y elegante. Complaciente y efectista. Pero no espectacular.

¿Es TINA, EL MUSICAL digno de ver? Sí, lo es. No lo dudes.

¿Es TINA, EL MUSICAL un musical para la historia? No, no lo es. Simply not the best.

Firmado, estampado y aprobado por la mismísima Tina parecía de esperar que el producto iba a ser cuidado desde la raíz a las puntas, y en realidad lo está, manufacturado para ofrecerte una noche de diversión, empaquetado y listo para ser vendido como churros.

Pero ya se sabe. No a todo el mundo le gustan los churros. Yo siempre he sido más de porras.



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